Y una vez más regresamos a donde empezamos. Después de lo que vimos, y vivimos, con el “Pelón” y con “Jolopo” mucho podríamos esperar de los siguientes presidentes… ¿o no? Muchas cosas continuaron: la inseguridad, el partido dominante, las huelgas, los recortes al presupuesto, el narcotráfico, las tensas relaciones con los vecinos del norte y el famosísimo “dedazo”, el cual, en esta ocasión, fue a dar a Miguel de la Madrid Hurtado, quien fue del gabinete de “El Perro” y por supuesto, un tecnócrata.
El gobierno de Miguel de la Madrid, desde sus inicios, estuvo muy dividido, pues unos querían unas cosas mientras el PRI otras, se siguió prácticamente el mismo modelo que durante la “docena trágica” se había implantado. Muy pocas variaron, pues en ámbitos menos importantes como el de la música, continuó la lucha entre el rock mexicano contra el de habla hispana y el pop. Las disqueras no daban espacio a los rockeros ni, mucho menos, las estaciones de radio, por lo que este género tuvo que recurrir de nuevo a espacios pequeños como bares, casas y demás para estar cerca de la sociedad. Vivieron grandes ídolos tales como Caifanes, El Tri y la Maldita Vecindad; sin embargo, tuvieron que pelear contra las Flans, “Juanga” y Luis Miguel, por lo que fueron tiempos difíciles aunque muy buenos para el rock mexicano.
También, se hizo más fuerte la lucha entre Octavio Paz y Carlos Monsiváis, quienes tenían sus revistas Vértigo y Nexos respectivamente, siempre se discutían el público y las noticias, aunque claro, ya dependía de la ideología de la gente a quien leerían. Así también, dieron grandes giros en la población la muerte de José Revueltas y posteriormente la de Manuel Buendía, quien en su columna Red Privada hablaba de temas muy fuertes y de gran trascendencia en la vida política y social del país; es por ello, que fue perseguido durante un gran tiempo y finalmente asesinado el 30 de mayo.
Aparte de todo eso, durante el gobierno de delamadrista se dieron dos grandes catástrofes: la explosión en San Juan Ixhuatepec (San Juanico) y el terremoto que sacudió la ciudad de México a las 7:19 horas el 19 de septiembre de 1985. Ambos afectaron notablemente a los mexicanos, dejándolos sin sus patrimonios y sin varios familiares, pues solamente en el terremoto, según cifras oficiales, hubo 3 500 muertos y varios edificios derrumbados. Esto provocó un gran caos en la ciudad, y peor que el presidente no aceptó inmediatamente la ayuda de otros países, pero lo que sirvió fue a levantar el espíritu solidario de los mexicanos, y por qué no el nacimiento de un luchador llamado Superbarrio.
Además, por si fuera poco, hubo fuertes crisis económicas durante todo el sexenio, la relación con Estados Unidos se debilitó un poco durante un largo tiempo, pero se fortaleció con la integración al GATT, que perfilaba a México como un “aspirante a ser primer mundista”. Sin embargo, eso jamás sucedió pues todo fue un gran caos en el país. Cada vez había más pobres y más empresas privatizadas; el modelo neoliberal fue tomando mucha fuerza a partir de este gobierno.
Pero no todo fue caos en el sexenio de 1982 a 1988 capturó a varias personas ligadas al narcotráfico, tal es el caso del Negro Durazo o de Rafael Caro Quintero, quienes tenían mucho poder en el comercio del narcotráfico y que además, en el caso de Durazo, estaba metido en el gobierno en los planes militares en contra del narco.
También, en 1986 México recibió el mundial del futbol, donde a pesar de ser de gran agrado para la sociedad, no faltaron los chiflidos y las groserías que se le hizo al presidente al grito de “culeeero” y de “¡No queremos goles, queremos frijoles!”, todo esto llamó mucho la atención de los medios extranjeros quienes criticaron demasiado a Miguel de la Madrid.
Sin embargo, por lo que más fue conocido el gobierno de Miguel de la Madrid (además de por todas las catástrofes que hubieron durante su periodo) fue por las elecciones de 1988, de las cuáles se podrían redactar un libro entero hablando sólo de ellas. Todo comenzó con la denominada “Corriente Democrática” que hicieron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñóz Ledo dentro del PRI, que pretendían eliminar el dedazo que más tarde beneficiaría esta vez a Carlos Salinas de Gortari. Tras haber sido expulsados del Institucional Revolucionario juntaron a una gran cantidad de partidos de izquierda quienes formarían el Frente Democrático Nacional (futuro PRD) que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas para la presidencia, mientras que el PAN elegiría a Manuel Clouthier.
Cárdenas y Clouthier tuvieron campañas exitosas, a cualquier lugar que iban llenaban, a comparación de las de Salinas, que tenían que obligar gente a ir. Ante todo esto era visible que el PRI ésta vez no tendría oportunidad. Sin embargo, llegaron las elecciones y el ganador fue nada más y nadie menos que… ¡Carlos Salinas de Gortari! “¿Qué raro no?”
Y así fue como el primero de diciembre de 1988 Salinas de Gortari, atravesando una gran cantidad de problemas en el palacio legislativo, tomó posesión y los de oposición primero lo ofendieron con chiflidos y posteriormente… abandonaron la sesión.
Pero eso sí, pasó un Deja Vu: un secretario dijo que podíamos vivir con 6 mil pesos, cosa que hoy en día también se hizo en el gobierno del PAN, ¿curioso no?
El gobierno de Salinas fue el que rompió al menos un poco con los gobiernos que le antecedían. A pesar de que heredó el país en una situación tanto económica como social muy complicada la supo llevar adelante. Para empezar hay que hablar de sus arreglos de cuentas contra sus enemigos, ya que les hizo imposible la vida a los del PRD y a personas que estaban a favor de Cuauhtémoc Cárdenas, tales como la Quina, quien era el directivo natalicio de Pemex y Salinas buscó la forma de encarcelarlo y lo logró, lo mismo sucedió con Salvador Barragán. Además, asesinó más de cuatrocientos asociados al PRD y de ahí salió una frase de Cárdenas que decía: “Nosotros ponemos los muertos”. También tuvieron lugar los misteriosos asesinatos de Manuel Clouthier, Ruíz Massieu y de su ex mano derecha: Luis Donaldo Colosio, quien empezó a tener ideas muy distintas a las de él y por eso se presume que lo mandó asesinar.
En el aspecto cultural, tuvo una gran contribución que fue la creación de Conaculta, que favoreció a los escritores para seguir promoviendo sus ponencias y demás. Aparte, todo siguió girando en torno a Octavio Paz, y la literatura feminista tuvo un gran impulso durante ésta época.
La lucha por la difusión del rock continuo, aunque se les abrieron un poco más de espacios pero aun así, lo que predominaba en todas era el pop (tanto mexicano como estadounidense) por lo que era casi nula la aparición o el impacto del rock. Aunque aparecieron grandes banda como Café Tacuba, que conquistaron el gusto popular y continuaron los antiguos como Alex Lora, Maldita Vecindad y demás grupos de la década pasada.
Lo que más sobresalió de él, en otros aspectos, fue la economía y el famosísimo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Hablemos primero de la economía; la cual en un principio estuvo bastante complicada; sin embargo, Salinas pidió varios préstamos con el extranjero, motivó las privatizaciones y amplió muchísimo la relación con Estados Unidos. Con respecto a las privatizaciones, estas fueron a las empresas como electricidad, agua y de servicios. Los casos más notados son la venta de canal 13 y 7 a Ricardo Salinas Pliego (quien le hizo la competencia a la familia Azcárraga por el dominio de la televisión; fue que desde esos tiempos se le llamó la guerra de las televisoras (TV Azteca vs. Televisa)) y la venta de Teléfonos de México a Carlos Slim Helú, quien por muchos años controlaría el monopolio de las comunicaciones dando un pésimo servicio a tarifas exageradamente altas y que gracias a Telmex empezó a aparecer en la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo (cosa que hoy en día difiere demasiado, pues no es de los hombres más ricos del mundo, sino el más rico).
El TLCAN fue algo de lo más polémico del sexenio (tanto que el mismo día que se firmó también se levantó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional exigiendo igualdad en los pueblos, tierra, salud, educación, libertad de pensamiento, justicia, techo, trabajo, independencia y democracia; sin embargo su movimiento fue perseguido y denigrado por el gobierno salinista) ya que simbolizaba un libre comercio con dos de las potencias mundiales (Canadá y Estados Unidos). Eso a los de clase alta y media alta les parecía fabuloso, pero a los de clase media baja y de plano baja les parecía una desgracia ya que perderían sus empleos, trabajarían para empresas norteamericanas donde serían explotados y mal pagados y perderían gran parte de su patrimonio. Ante todo esto, Salinas y sus homólogos de los otros dos países invirtieron demasiado en publicidad para convencer a la población y poner la imagen de que México entraría a los países de primer mundo y, a su vez, a la globalización.
La economía, durante el gobierno salinista, mejoró demasiado, tanto que los gobiernos de otros países estaban sorprendidos de que por fin México tenía un verdadero presidente. Disminuyó la deuda externa, pero le quitó dos ceros al peso mexicano y así solucionó una gran cantidad de problemas y el PIB se mantuvo en buenos niveles.
Y así fue como terminó otro sexenio, con el típico dedazo beneficiando a Ernesto Zedillo Ponce de León de la SPP y con un apoyo hacia el PRI, aunque días después habría otra crisis más en nuestro país. Todo esto solo puede pasar en nuestro país llamado México, donde a pesar de los años y de los sexenios muy pocas cosas cambian, quizá sí algunos detalles a los servicios sociales, pero detrás siempre está lo mismo: los intereses de algún partido. Y así es México, una gran mafia y hoy en día narco mafia, donde solo hay intereses de algunos, donde pasa la misma historia una y otra vez, donde hubo una alternancia nada más (a pesar de que Salinas odia a Fox por la parodia que hizo de él), porque todo sigue completamente igual que hace 70 años y “terminamos donde empezamos”.
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