Néstor Ramírez
Por lo general se dice que los niños y los jóvenes son el futuro de México; sin embargo, al salir a las calles y ver a los jóvenes-adolescentes uno se pone a cuestionar, ¿realmente son el futuro de nuestro país?
En México en los últimos 11 años se ha disparado el índice de jóvenes que no estudian ni trabajan, inclusive a este sector ya se le ha comenzado a denominar "Nini" pues corresponde a un sector prácticamente estático, inmóvil, que dentro de algunos años perjudicará gravemente los IDH de nuestra nación. Sin embargo, ¿de quién es la culpa? Eh ahí el dilema...
Lo que se vive hoy en día es muy parecido a lo que hace un siglo publicó Aldous Huxley en su libro "Un mundo feliz": las personas son educadas para realizar determinadas actividades y que nunca aspiren a más y que sean controladas a partir del soma y demás ejercicios bokanovsky. México es relativamente similar: los jóvenes son aleccionados, su soma viene siendo el alcohol, drogas y en algunos nuestro "gran hermano" Televisa, mientras que "Orgía-Porfía" vendría siendo prácticamente el reggaeton y demás cosas similares.
En el metro fui testigo de dos casos muy tristes: Una chica, como de 13 o 14 años de edad, ya era madre y llevaba cargado a un niño de aproximadamente 6 meses, su cara de ella aún era de una niña, una niña que, como sus hermanas, tenía ganas de jugar y estar haciendo otras cosas y no andar cuidando a un recién nacido. Por otro lado, había dos chicas de la misma edad que estaban platicando, ¿cuál era su tema de conversación? Que una de ellas nada más había escrito los primeros apuntes de inglés y que tenía que pasarlos regresando de la fiesta porque al día siguiente quería irse de "parranda" y que en su bolso ya llevaba condones por si fuesen necesarios.
Vuelvo a realizar la misma pregunta, ¿de quién es el error? Es una triste realidad que se ve cada día más frecuente en nuestro país. Con esto no quiero decir que sea culpa de los ciudadanos y que el gobierno sea quien ha hecho todo lo posible porque estuviésemos mejor, pues está más que claro que ellos no han dado lo mejor de ellos para que los jóvenes ,que quieran seguir estudiando o tener trabajos en los cuáles se puedan desarrollar, tengan la oportunidad de demostrar que en verdad quieren salir adelante sin tener que adentrarse en las filas del ejército, la policía federal o los cárteles.
Esa es una de las tantas historias que pasan aquí, en México, y probablemente en la mayoría de los países. Esta es una historia en la cuál tenemos que poner cartas en el asunto, pues, ¿si no somos nosotros quienes empecemos a ayudar a todos esos jóvenes, quién lo hará? Tenemos la obligación de informar y apoyar en todo lo posible a esos chicos, quizá no en lo económico pero sí en lo moral y psicológico. Todos somos mexicanos y por ello debemos de apoyarnos y dejarnos de egoísmos y envidias pues no hay que ser como nuestros antepasados aquél día de 1521 en que los aztecas cayeron en manos de españoles gracias a sus mismos hermanos.
¡Como México no hay dos! Jamás hay que olvidar eso...
Por lo general se dice que los niños y los jóvenes son el futuro de México; sin embargo, al salir a las calles y ver a los jóvenes-adolescentes uno se pone a cuestionar, ¿realmente son el futuro de nuestro país?
En México en los últimos 11 años se ha disparado el índice de jóvenes que no estudian ni trabajan, inclusive a este sector ya se le ha comenzado a denominar "Nini" pues corresponde a un sector prácticamente estático, inmóvil, que dentro de algunos años perjudicará gravemente los IDH de nuestra nación. Sin embargo, ¿de quién es la culpa? Eh ahí el dilema...
Lo que se vive hoy en día es muy parecido a lo que hace un siglo publicó Aldous Huxley en su libro "Un mundo feliz": las personas son educadas para realizar determinadas actividades y que nunca aspiren a más y que sean controladas a partir del soma y demás ejercicios bokanovsky. México es relativamente similar: los jóvenes son aleccionados, su soma viene siendo el alcohol, drogas y en algunos nuestro "gran hermano" Televisa, mientras que "Orgía-Porfía" vendría siendo prácticamente el reggaeton y demás cosas similares.
En el metro fui testigo de dos casos muy tristes: Una chica, como de 13 o 14 años de edad, ya era madre y llevaba cargado a un niño de aproximadamente 6 meses, su cara de ella aún era de una niña, una niña que, como sus hermanas, tenía ganas de jugar y estar haciendo otras cosas y no andar cuidando a un recién nacido. Por otro lado, había dos chicas de la misma edad que estaban platicando, ¿cuál era su tema de conversación? Que una de ellas nada más había escrito los primeros apuntes de inglés y que tenía que pasarlos regresando de la fiesta porque al día siguiente quería irse de "parranda" y que en su bolso ya llevaba condones por si fuesen necesarios.
Vuelvo a realizar la misma pregunta, ¿de quién es el error? Es una triste realidad que se ve cada día más frecuente en nuestro país. Con esto no quiero decir que sea culpa de los ciudadanos y que el gobierno sea quien ha hecho todo lo posible porque estuviésemos mejor, pues está más que claro que ellos no han dado lo mejor de ellos para que los jóvenes ,que quieran seguir estudiando o tener trabajos en los cuáles se puedan desarrollar, tengan la oportunidad de demostrar que en verdad quieren salir adelante sin tener que adentrarse en las filas del ejército, la policía federal o los cárteles.
Esa es una de las tantas historias que pasan aquí, en México, y probablemente en la mayoría de los países. Esta es una historia en la cuál tenemos que poner cartas en el asunto, pues, ¿si no somos nosotros quienes empecemos a ayudar a todos esos jóvenes, quién lo hará? Tenemos la obligación de informar y apoyar en todo lo posible a esos chicos, quizá no en lo económico pero sí en lo moral y psicológico. Todos somos mexicanos y por ello debemos de apoyarnos y dejarnos de egoísmos y envidias pues no hay que ser como nuestros antepasados aquél día de 1521 en que los aztecas cayeron en manos de españoles gracias a sus mismos hermanos.
¡Como México no hay dos! Jamás hay que olvidar eso...
No hay comentarios:
Publicar un comentario